MI CONSTANTE

Nunca fui buena en matemáticas, tampoco lo pretendí.

No me importaban las variables, porque sabía que en algún momento cambiarían de parecer.

He tenido millones de variables en mi vida, y ninguna fue de mi agrado.

Quizás fuese porque ninguna era constante, y yo siempre fui de convicciones fijas.

Las variables son siempre muy caprichosas;

A su antojo tejen y destejen telas de las cuales no conocen el resultado.

Pero yo soy afortunada, porque encontré mi constante.

Me reitero; no cualquier constante, sino la mía.

Al principio también fue variable pero, con el tiempo, dejó de vacilar.

Y, de repente, me encontré con mi constante en la vida.

Yo, la variable más variables elevada a la máxima potencia.

Yo.

La que tejía y destejía sin saber cuál sería el resultado.

La que se mezclaba con cientos de variables para esperar un resultado que era sorprendentemente predecible.

Yo, esa, la variable.

Encontré mi constante.

Y entonces comprendí que si una variable encuentra su constante, el resultado es impredecible.

Nunca fui buena en matemáticas.